Filosofia Oriental; Dichos Espirituales

Dichos espirituales


Descubrí el secreto del mar meditando sobre una gota de rocío.

Dónde puedo encontrar un hombre gobernado por la razón y no por los hábitos y los deseos?

A medida que los dones se acrecientan, decrecen los amigos.

Si eres pobre, rehuye asociarte con aquel que mide a los hombres con la vara de la riqueza.

Prefiero ser un soñador entre los más humildes, con visio­nes por concretar, que señor entre los carentes de sueños y deseos.

De las dos principales recompensas de la vida, la belleza v la verdad, encontré la primera en un corazón amante v la segunda en la mano de un trabajador.

La gente habla de las plagas estremeciéndose de temor, aunque de destructores como Alejandro y Napoleón habla con estática veneración.

El ahorro es ser generoso, para todos excepto para con los avaros.

Los vi comiendo y supe quiénes eran.

Un hombre no puede descender más bajo que cuando convierte sus sueños en oro y plata.

Alguien dijo a un terco parlanchín:

-Tu conversación alivia y cura el doliente corazón. Entonces éste enmudeció y pretendió ser médico.

Qué puedo decir del hombre que me abofetea cuando beso su rostro y que besa mi pie cuando lo abofeteo?

Qué dura es la vida de aquel que pide amor y recibe pasión!

Para aproximarte a Dios, aproxímate a la gente.

El matrimonio es la vida o la muerte; no hay término medio.

Guardadme del hombre que dice: "Soy el candil que ilumina el camino de la gente"; pero acercadme a aquél que busca su camino a través de la luz de la gente.

Vivir en la mente es esclavitud, a menos que ésta se haya convertido en una parte del cuerpo.

Algunos piensan que les hago un guiño cuando cierro los ojos para no verlos.

Mis evidencias convencen al ignorante, y las evidencias del sabio me convencen a mí. Pero a aquel cuyo razonamien­to está entre la sabiduría y la ignorancia, a ése no puedo convencerlo, ni él puede convencerme a mí.

Si la recompensa es la meta de la religión, si el patriotis­mo sirve a intereses egoístas, y si se persigue la educación para medrar, entonces prefiero ser un descreído, un apátrida y un humilde ignorante.

El tiempo llegará en que la gente niegue parentesco con nosotros, así como nosotros negamos parentesco con los monos.

Algunos oyen con las orejas, algunos con el estómago, algunos con el bolsillo; y algunos no oyen en absoluto.

Algunas almas son como esponjas. Al exprimirlas, no se puede obtener nada de ellas, excepto lo que han absorbido de ti.

Si hubiera dos hombres semejantes, el mundo no sería suficientemente grande para contenerlos.

Esta es la historia del hombre: nacimiento, matrimonio y muerte; y nacimiento, matrimonio y muerte; y nacimiento, matrimonio y muerte. Pero entonces un loco con ideas extra­ñas aparece ante la gente y cuenta un sueño de un mundo diferente cuyas criaturas, más ilustradas, ven en sus sueños algo más que nacimiento, matrimonio y muerte.

Trae el desastre a su nación aquél que nunca siembra una semilla, o pone un ladrillo, o teje una prenda, pero hace de la política su ocupación.

Adornándose, uno reconoce su fealdad.

Dicen que el silencio reside en el contentamiento; pero yo os digo que la negación, la rebelión y el desprecio moran en el silencio.

Aún tengo que encontrar al ignorante cuyas raíces no estén enclavadas en mi alma.

La Verdad es la hija de la Inspiración; el análisis y la discusión mantienen a la gente alejada de la Verdad.

Aquel que te perdona un pecado que no has cometido, se perdona a sí mismo su propio crimen.

El expósito es un infante cuya madre lo concibió entre el amor y la fe, y lo dio a luz entre el miedo y el desvarío de la muerte. Lo envolvió con un resto viviente de su corazón, lo . dejó en la puerta del orfanato y partió con la cabeza gacha bajo la pesada carga de su cruz. Y para completar su tragedia, tú y yo la vituperamos. " ¡Qué desgracia, qué desgracia!"



La ambición es una especie de trabajo.

La división entre sabio y necio es más delgada que la tela de araña.

Algunos buscan el placer en el dolor; y otros no pueden limpiarse sino con suciedad.

El miedo al infierno es el infierno mismo, y el anhelo del paraíso es el paraíso mismo.

No debemos olvidar que todavía existen habitantes de las cavernas; las cavernas son nuestros corazones.

Podemos cambiar con las estaciones, pero las estaciones no nos cambiarán a nosotros.

Tres cosas me gustan en la literatura: la rebelión, la per­fección y lo abstracto. Y las tres cosas que odio en ella son la imitación, la distorsión y la complejidad.

Si eliges entre dos males, deja que tu elección recaiga sobre lo obvio antes que sobre lo oculto, a pesar de que lo primero aparezca más grande que lo segundo.

Libradme de aquel que no dice la verdad a menos qué esté atormentado; y del hombre de buena conducta y malas intenciones; y de aquel que adquiere autoestima criticando a los demás.

La canción del mar, ¿termina en la costa o en el corazón de aquellos que la escuchan?

El rico reclama parentesco con aquellos de noble origen; y el de noble casta busca matrimonio entre los ricos; y uno desprecia al otro.

La mayoría de nosotros oscila dudosamente entre la muda rebelión y la parlanchina sumisión.

El mal intencionado nunca alcanza su propósito.

El supremo estado del alma es obedecer aún a aquello contra lo que la mente se rebela. Y el más bajo estado de la mente es rebelarse contra aquello que el alma obedece.

Me alimentan con la leche de su compasión; si solamente supieran que fui destetado de ese pezón desde el día de mi nacimiento.

El hombre espiritual es aquel que ha experimentado todas las cosas terrenales, y se ha rebelado contra ellas.

Es extraño que la virtud no me cause nada más que daño, mientras que mi maldad nunca me ha ocasionado perjuicio. Aún así, continúo siendo fanático de mi virtud.

Oh, corazón, si el ignorante te dice que el alma perece con el cuerpo, tú respóndele que la flor perece, pero la semi­lla permanece. Esta es la ley de Dios.

Si deseas ver los valles, trepa a la cima de la montaña; si deseas ver la cima de la montaña, elévate a las nubes; pero si aspiras a entender las nubes, cierra los ojos y piensa.

La vida nos besa en ambas mejillas

De día y de mañana,

Pero ríe de nuestros actos

De tarde y de madrugada.

Escucha a la mujer cuando te mira, pero no cuando te habla.

El afecto es la juventud del corazón, y el pensamiento es la madurez del corazón; pero la oratoria es su senilidad. ¿Quién de nosotros escucha el himno del arroyo cuando habla la tempestad?

Dura es la vida para aquel que desea la muerte pero conti­núa viviendo por el bien de sus seres queridos.

Vagaba por inexplorados lugares de la tierra cuando fui apresado y convertido en esclavo. Luego fui liberado y me convertí en un ciudadano común y, a su tiempo, en merca­der, erudito, ministro, rey, tirano. Después de ser destronado me convertí en agitador, maleante, impostor, vagabundo, luego en un esclavo perdido en el inexplorado reino de mi alma.

Así como entre cuerpo y alma hay un lazo, así también el cuerpo y su medio ambiente uno a otro están ligados.

No te contentes con poco; aquel que lleve a la fuente de la vida una jarra vacía, retornará con dos jarras colmadas. Aquel que nos mire a través de los ojos de Dios, verá nuestra desnuda realidad esencial.

Dios hizo la Verdad con muchas puertas para dar la bien­venida a todos los creyentes que llamaran a ellas.

 

La flor que crece por encima de las nubes no se marchi­tará jamás. Y la canción cantada por los labios de las novias del alba no se desvanecerá jamás.

Aquél que filosofa es como un espejo que refleja los obje­tos que no puede ver, como una caverna que devuelve el eco de las voces que no oye.

Poeta es aquél que te hace sentir, tras haber leído su

poema, que sus mejores versos aún no han sido compuestos.

El tirano reclama vino dulce de uvas ácidas.

Quién entre los hombres puede vagar por el fondo del mar como si estuviera paseando por un jardín?

Crees que puedes comprender la sustancia preguntando sobre los propósitos? ¿Puedes reconocer el sabor del vino mirando la jarra?

De mi oscuridad surgió una luz e iluminó mi sendero.

Nuestras almas atraviesan espacios en la Vida que no son mensurables en Tiempo, esa invención del hombre.

Aquel que se revela a sí mismo lo que su conciencia ha prohibido, comete un pecado. Y es también un pecador aquel que se niega a sí mismo lo que su conciencia ha revelado.

La Poesía es el secreto, del alma. ¿Por qué entonces balbu­cearla en palabras?

La Poesía es una llama en el corazón, pero la retórica es copos de nieve. ¿Cómo pueden reunirse la llama y la nieve? La Poesía es la comprensión del todo. ¿Cómo puedes entonces comunicársela a aquél que no comprende sino una parte ?

Qué gravemente el glotón aconseja al hambriento que soporte los tormentos del hambre.

Los gobiernos representativos eran, en el pasado, el fruto de las revoluciones; hoy son una consecuencia económica.

Una nación débil debilita a sus fuertes y fortalece a los débiles de una nación poderosa.

El pesar del amor canta, la tristeza del conocimiento habla, la melancolía del deseo susurra y la angustia de la pobreza llora. Pero hay una pena más profunda que el amor,

más sublime que el conocimiento, más fuerte que el deseo y más amarga que la pobreza. Es muda y no tiene voz; sus ojos resplandecen como estrellas.

El secreto de cantar se encuentra entre la vibración de la voz del cantante y el latido del corazón del oyente.

El amor es una trémula felicidad.

Un cantante no puede deleitar con su canción a menos que a sí mismo le deleite cantar.

Cuando, en la desgracia, buscas la comunicación de tu vecino, le das una parte de tu corazón. Si es bondadoso, te lo agradecerá; si es insensible, te desdeñará.

No progresas mejorando lo que ya está hecho, sino esfor­zándote por lograr lo que aún queda por hacer.

La verdad que necesita prueba es sólo verdad a medias.

Libradme de la sabiduría que no llora y de la filosofía que no ríe y del orgullo que no inclina la cabeza ante un niño.

Hay entre la gente asesinos que aún no han derramado sangre, y ladrones que no han robado nada, y mentirosos que hasta ahora han dicho la verdad.

Con marea baja escribí

Una línea sobre la arena

Y puse todo mi corazón en ella

Y mi alma toda.

Con marea alta regresé

A leer lo que había inscrito

Y sólo hallé mi ignorancia.

Es corto de vista aquel que sólo mira el sendero que transita y el muro en el que se reclina.

Piensan que la virtud es aquello que me acosa y alivia a mi vecino, y que el pecado es aquello que me alivia y acosa a mi vecino. Que sepan que puedo ser tanto santo como pecador, lejos de ellos, en mi ermita.

Examina tus cuentas de ayer y encontrarás que aún estás en deuda con la gente y con la vida.

La ternura y la amabilidad no son signos de debilidad o desesperación, sino manifestaciones de fuerza y resolución.

La pobreza puede velar la arrogancia, y el dolor de la calamidad trata de buscar la máscara de la simulación.

El hambriento salvaje arranca una fruta del árbol y se la come. El hambriento ciudadano de la sociedad civilizada le compra una fruta a uno que se la compró a otro que se la compró a aquél que la arrancó del árbol.

Cuando planté mi dolor en el campo de la paciencia, dio frutos de felicidad.

El Arte es un paso en lo conocido hacia lo desconocido. Desdichada la nación en que cada tribu afirma ser una nación.

La educación no siembra semillas en ti, pero hace que tus semillas crezcan.

Comes apresurado pero caminas pausadamente. ¿Por qué entonces, no comes con los pies y caminas con las manos?

Al erudito que estaba hecho de pensamiento y afectivi­dad, el habla le fue concedida. Al investigador que estaba hecho de habla, un poco de pensamiento y afectividad le fueron concedidos.

El entusiasmo es un volcán en cuya cima no crece jamás la hierba de la indecisión.

Puede romperse la piedra del molino, pero el río continúa su curso hacia el mar.

La inspiración está en ver una parte del todo con la parte del todo que hay en ti.

La contradicción es la forma más baja de la inteligencia.

Ver que los ardides del zorro triunfan sobre la justicia del león, lleva al creyente a dudar de la justicia.

Temerle al demonio es una manera de dudar de Dios. "Los esclavos son la imperfección de los reyes.

La dificultad con que nos encontramos para alcanzar nuestra meta es el sendero más corto para llegar a ella.

Me dicen: "Si encuentras un esclavo dormido no lo despiertes, puede estar soñando con la libertad." Y yo respondo: "Si encuentras un esclavo dormido, despiértalo y háblale de la libertad."

Bajo la luz del ojo del hombre, el mundo parece más grande de lo que es.

Cuando la tierra exhala, nos da la luz. Cuando inhala, la muerte es nuestro sino.

Eso que llamamos inteligencia es, en la mente de algunos, sólo una inflamación local.

El arte surge cuando la visión secreta del artista y la mani­festación de la naturaleza concuerdan para hallar nuevas formas.

El martirio es la caída voluntaria del alma suprema hasta el nivel del caído.

La compulsión es un espejo en el cual aquél que mire largo rato verá su yo interior intentando suicidarse.

Aquello que crees feo, es nada más que la felonía de lo externo dirigida al yo interior.

Todos somos prácticos para con nuestro propio interés e idealistas con el que le concierne a otros.

Tengo lástima de aquel cuyos labios y lengua se retuercen con palabras de elogio, mientras su mano se extiende para mendigar.

Es virtuoso aquel que no se absuelve a sí mismo de las imperfecciones de los demás.

Descubrir que la profecía en la gente es como el fruto en el árbol, es conocer la unidad de la vida.

La Historia no se repite excepto en las mentes de aquellos que no saben Historia.

El mal es una criatura incongruente, perezosa para obede­cer la ley de continuidad de la congruencia.

Por qué algunos extraen agua de tu mar y alardean de su riachuelo?

Libre aquel que soporta con paciencia la carga del esclavo.

La belleza en el corazón que la ansía es más sublime que en los ojos del que la ve.

Los proverbios carecen de sentido hasta que no se encar­nan en hábitos.

La necesidad de explicación es un signo de debilidad del texto.

La fe es una certeza dentro del corazón, que trasciende toda comprobación.

La humanidad es una divinidad escindida por fuera y unida por dentro.

Aquel que viene con sus mejores galas al funeral de su vecino usará harapos en la boda de su hijo.

De acuerdo al proverbio árabe, no existen tales cosas como el Fénix, el Vampiro o el Verdadero Amigo del Alma; pero yo os digo que a todos ellos he encontrado entre mis vecinos.

El creador no presta atención al crítico, a menos que se convierta en un inventor estéril.

La prosperidad llega a través de dos cosas: la explotación de la tierra y la distribución de su producción.

El justo está próximo al corazón de la gente, pero el mise­ricordioso está próximo al corazón de Dios.

Los excesos provienen de la locura o bien del ingenio. Aquel que compadece a la mujer, la desprecia.

Aquel que le atribuye los males de la sociedad, la oprime. Aquel que piensa que la bondad y la maldad de la mujer derivan de su propia bondad y maldad, es descaradamente pretencioso. Pero aquel que la acepta tal como Dios la hizo, le hace justicia.

La pobreza es una temporaria imperfección, pero la rique­za excesiva es un padecimiento perdurable.

Los recuerdos son un traspié en el sendero de la Esperanza.

Nuestro peor error es preocuparnos por los errores de los demás.

Siempre que hablo cometo errores, porque mis pensa­mientos se originan en el mundo de las abstracciones y mis afirmaciones en el mundo de las relaciones.

La poesía es un relámpago; se convierte en una mera composición cuando es una combinación de palabras.

Si no fuera por la vista y el oído, la luz y el sonido no serían nada más que confusión y pulsaciones en el espacio. De la misma manera, si no fuera por el corazón que amas, tú

hubieras sido un leve polvo llevado y desparramado por el viento.

El amor apasionado es una insaciable sed.

Nadie cree en el sincero excepto el honesto.

Si deseas entender a una mujer, observa su boca cuando sonríe; pero para estudiar a un hombre, observa el blanco de sus ojos cuando está enojado.

Alguien me dio un cordero y yo le di un camello hembra. Luego me ofreció dos corderos y yo le devolví con dos came­llos hembras. Tiempo después vino a mi corral y contó mis nueve camellos. Entonces me dio nueve corderos.

El más útil entre la gente es aquel que está distante de la gente.

Tu yo consta de dos partes: una imagina que se conoce a sí misma y la otra que la gente la conoce.

La ciencia y la religión están en pleno acuerdo, pero la ciencia y la fe están en completo desacuerdo.

Los sometidos son los más ansiosos por saber acerca de los reyes.

Cuidar a un paciente es una forma de conservación.


Autor Khalil Gibran www.librodot.com

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